Domingo, 06:30 horas al agua, Raúl, David y el que subscribe. Muchas olas y nubes pero se podía pescar. Además de ser el bautizo de David que estrenaba su Tarpon 120.

A escasos 800 metros de la orilla pajareras muy activas, las plumas de Xuso hacen su función y caen las primeras cuatro jurelas por parejas. Talegazo a mi espetón pero no se clava.

Se me engancha la Rapala Maxrap en la línea de vida a la altura de los cañeros traseros, cojo los alicates pego un tirón que, junto con una ola de las grandes, hace que la potera trasera se clave hasta el fondo en la yema del dedo gordo de la mano izquierda.

 

 

Tras 20 minutos de tirar con fuerza hacia fuera, no se movía ni un milímetro. Había leído en algún artículo que clavando una aguja pasagusanos hasta llegar a la muerte del anzuelo, se sacaba más fácilmente, ES MENTIRA.

Al final, con los alicates de rapala, le corto todas las puntas al resto de poteras del señuelo y Madrul me remolca hasta buen puerto.

Fuimos al Hospital 9 de Octubre, anestesia, y la cirujana atravesó toda la yema del dedo hasta sacar la muerte por el otro lado y cortar la punta por debajo de la muerte, pudiendo así sacar la ancoreta por donde había entrado. 

Claro, como era de esperar, el cabroncete de Raúl no pudo evitar grabar todo el proceso de extracción con el móvil, quejidos por los pinchazos de la anestesia incluidos, y en unas horas estará colgado en youtube. 

De todo se aprende, no vuelvo intentar sacarme yo mismo una potera. Gracias a Raúl, a David y a Pablo, por auxiliarme, ya que en todo momento me escoltaron y ayudaron.